EL KARMA: VIVIR LAS CONSECUENCIAS

Dr. Renny Yagosesky

El término “karma” proviene del sánscrito y significa «acción». Se trata de un concepto originado en las tradiciones filosóficas de la India, que se ha convertido en una idea universalmente reconocida cuya promesa esencial es: “Lo que haces, tal recibes”, “recoges lo que siembras.” Esta noción está profundamente ligada al principio de causa y efecto, establece que todo causa genera un efecto y que, en general, lo que hacemos genera un impacto en nuestras vidas, en otros y en el entorno que nos rodea aunque a veces no podamos verlo. Para ilustrar nuestra influencia en otros, Deepak Chopra médico nacido en la India, afirmaba que “el aire que exhalamos hoy aquí, otro lo estará exhalando mañana en China.

De la acción a la reacción

Si aceptamos como cierta la premisa de que lo que sembramos recogemos, debemos asumir que cada acción positiva o negativa que realicemos, tendrá un retorno proporcional e inevitable. Mientras las buenas acciones traerán consigo consecuencias favorables, mientras que las malas decisiones generarán resultados adversos. A decir de Osho, un conocido y polémico gurú: “todo lo que le hagas a los demás  te lo estás haciendo a ti.” Y agrega: “si llenas de espinas el camino  ajeno, acabará siendo el tuyo.”

Entender esto nos lleva a asumir la responsabilidad de lo que ocurre en nuestras vidas. Si enfrentamos situaciones difíciles, es necesario reflexionar sobre nuestras propias acciones y reconocer cómo pueden haber contribuido a los eventos que ahora vivimos. No se trata de culparse o sufrir, sino de entender, aprender y evolucionar. Y ni siquiera se trata de un tema ocultista o esotérico. Veamos: si yo pienso mal de otras personas o vivo quejándome, criticando o maldiciendo, estoy intoxicando mi cuerpo químicamente con un flujo de hormonas del estés, camino que suele conducir a la enfermedad. Como señalaba Ramon Sansó: “cada vez que critico a otros, me pongo tenso.” Si como en exceso la pago con dolor abdominal o males peores. Pongo y recibo.

Estamos conectados

Estamos conectados de formas que ni siquiera imaginamos y nos afectamos de manera interdependiente constantemente Esta conexión se expresa a través del conocido principio del “efecto mariposa”, según el cual pequeñas acciones pueden desencadenar grandes cambios. Por ello, cada pensamiento, palabra o acción que emitimos tiene un eco que se extiende más allá de lo inmediato.En su libro: “la trama de la vida”, Fritjop Capra usa la metáfora de la tela de araña para ilustrar y dice que cuando movemos un hilo de esa tela todo la red termina moviéndose.


He conocido personas que usan su poder o su riqueza material para humillar a otros: los ofenden, los ignoran, les retrasan los pagos pendientes y los calumnian descaradamente, contando con que “su poder” los protegerá de manera indefinida. Y he sido testigo de cómo otros más poderosos les han hecho vivir situaciones semejantes a las que ellos promovieron. También los he visto pagar con soledad, descrédito y enfermedad, sus conductas narcisistas y destructivas.

Muchos escépticos comentan que hay gente muy malvada que termina saliéndose con la suya, sin recibir el castigo que merecían por sus malas obras. A ellos les he respondido que hay diversos modos como la ley kármica se manifiesta de modos que escapan a nuestro escrutinio generalmente reduccionista.

Y cuando me dicen que un entorno complejo o en crisis puede traernos grandes pesares en los que no hemos participado voluntariamente, he dicho que, en efecto, hay factores externos, sistémicos, que influyen en nuestras vidas. No puede negarse. Sin embargo, eso no nos exime de la responsabilidad de lo que elegimos no ver, no aprender o no hacer. Siempre estamos creando o colaborando con nuestro destino.

Es un hecho que el karma puede ser visto no como una guillotina que nos acecha, sino como un proceso constante de mejoramiento personal que nos permite crear una pareja, una familia, una comunidad y un mundo mejor haciendo nuestra parte. Decía Gandhi que la idea era lograr que nuestras buenas acciones fuesen mayores que nuestras malas acciones. Y para el sabio indio Nisargadatta: podemos transformamos y transformar todo lo que nos rodea, de modo que el karma se convierte en una herramienta de autotransformación y crecimiento personal. En una expresión que involucra lo espiritual, el gurú señala que “Dios pone al hombre frente a los resultados de sus acciones para que el equilibrio sea restaurado, de forma que es la mano curativa de Dios, trabajando por la rectitud.

Dicho esto, podemos asumir que cuando enfrentamos adversidades recurrentes, lo sensato es analizar nuestros patrones de comportamiento para dejar de pensar que lo que vivimos se debe a la “mala suerte”, y comenzar a aprender de los errores, corregir nuestro rumbo y establecer nuevos objetivos más elevados y edificantes. Esta reflexión nos ayuda a romper ciclos negativos y a construir un camino hacia un mejor karma.

Crear un buen karma requiere intencionalidad y esfuerzo. Algunas prácticas clave para esa meta incluyen:

1. Actuar con bondad y generosidad.
2. Practicar la gratitud..
3. Evitar causar daño.
4. Desarrollar la autoconciencia.

Finalmente, diré  que el karma es un recordatorio del impacto de nuestras acciones en nuestra vida y en los entornos en los que interactuamos. Comprender y aceptar esta ley nos permite trabajar activa y positivamente en la creación de un mejor destino .


Renny Yagosesky es PhD y MSc en Psicología , Conferencista y Escritor