El equipo de comunicaciones de la casa blanca lo sabe: deben insertarse en la noticia mundial de esta semana; la elección del Papa.
Con cálculo milimétrico, y el manejo exprofeso de la máxima comunicacional del sociólogo y filósofo Michael Foucalt, que precisa «la información es poder», el lanzamiento, a todas luces, con intenciones disruptivas de una foto del Presidente Donald Trump vestido de Papa genera la controversia que ellos querían posicionar. Es conocimiento, información y relaciones de poder.
De lo que se trata, es que la vorágine mediática antes del cónclave pautado para el 07 de mayo, los coloque en la cresta de la ola, no importe lo que cueste. Y así ha resultado. Los medios no sólo están diciendo lo que sucede, sino que le han indicado a la audiencia los temas importantes, para utilizar expresiones de Maxwell McCombs y Donald Shaw.
La información del cónclave no la maneja la gestión Trump, pero ya han incidido en ella .La foto aludida, y las expresiones previas del favoritismo presidencial sobre el futuro papa son pruebas inequívocas de ello. Se juega a la propaganda. Vemos mas.
Marshall McLuhan predijo que los medios de comunicación afectarían nuestra percepción del mundo. Y por ello la irreverencia del «Papa Trump», es decir hablen de mi; porque a menos, que ocurra un «cisne negro», la noticia es made in Vaticano.
Presentación de la información, enfoque narrativo para afectar creencias y valores. 1400 millones de personas del catolicismo hablando del «affaire» comunicacional, una travesura informativa cuya multiplicación de resonancia podría alcanzar otro millardo de audiencia. Otra vez, plataformas digitales, redes sociales, Marck Zuckerberg y Elon Musk para generar contenido, controlar flujos informativos, con o sin ética, sobre la responsabilidad y el manejo de la información.
La relación poder e información, propaganda, un tema complejo y multidimensional que seguramente abordaremos en otros escritos. Son muchos los episodios de la historia referida la política mundial, donde ha permeado todo lo mencionado.
El Papa es más noticia que Trump, pero éste le sacó provecho. Porque acercándonos a Pablo Picasso, quien se dice que reflexionando sobre la notoriedad y el reconocimiento suponía que cualquier tipo de atención, incluso la negativa podía ser beneficiosa para un individuo, y hoy día, a una marca.
Valdría la pena saber la opinión de Timothy Dolan, arzobispo de New York y cardenal norteamericano que participará en la elección papal sobre este tema que nos apetece como provocación adrede.
Trump no podrá superar nunca la expresión «Padre nuestro que estás en el cielo», y tampoco proclamará al nuevo Vicario, y nunca dirá «Habemus Papam». Gracias a Dios.
Wilmer Rosas /Editor