Por Luis Carlucho Martín
Las líneas subsiguientes nacen de la acuciosidad de René Zaza Illas, un asiduo lector que afortunadamente pescó uno o varios gazapos en el trabajo que publicamos hace tiempo en este espacio en referencia a Los Próceres.
Tal como expone reneillas41@yahoo.com, el Gran Premio de América del Sur, carrera automovilística que unía a Buenos Aires con Caracas, no llegó a Los Próceres (como erróneamente escribimos inicialmente) sino a La Paz; aunque no exactamente en lo que hoy conocemos como avenida La Paz, sino por el lado donde está el Bloque De Armas (como destino), viniendo desde El Silencio (o sea más hacia San Martín) que funcionaba incipientemente como sitio de partida o de llegada, mas no como circuito de calle para los deportes a motor, como sí existieron muchos otros, tanto para carros como para motos, en la capital de la República.
Ganó el argentino Marimón
Como se trata de deporte a motor consultamos al duro de ese mundo, Octavio Estrada, no en vano apodado «Octano». Se identificaba en redes como protoctano. Acá un explicativo párrafo publicado en 2005 en un texto de nuestra coautoría junto al veterano Orlando Lara –bajo el padrinazgo del profesor José Fernández Freites– intitulado «Venezuela, olimpismo y sociedad»: “En 1948 se realizó la primera y única edición de la competencia que marcó el inicio del automovilismo deportivo en Venezuela, la Buenos Aires – Caracas, competencia que partió desde la capital argentina y atravesó territorio boliviano, peruano, ecuatoriano, colombiano hasta finalmente llegar a Venezuela, luego de casi 15 días de intensa acción en la que participaron más de 130 máquinas (…) La victoria final correspondió de manera por demás sorpresiva a Domingo “Toscanito” Marimón, quien se encontró con el triunfo en la última etapa cuando Juan Gálvez sufrió un accidente en las proximidades de San Carlos, en Cojedes, y su hermano Oscar lo ayudó a reincorporarse a la carrera. El esfuerzo lo pagó Oscar Gálvez al romper el motor de su Ford a la altura de Tejerías, desde donde fue remolcado, por los entusiastas aficionados, hasta la meta ubicada en la Avenida San Martín. La descalificación fue inmediata y ello le dio el triunfo a Marimón, quien a lo largo de las 14 etapas no había logrado ninguna victoria. En el séptimo tramo, realizado entre Lima y Tumbes, al norte del Perú, Juan Manuel Fangio sufrió un accidente en el que perdió la vida su copiloto, Daniel Urrutia, mientras el futuro cinco veces campeón mundial de Fórmula Uno escapó sin mayores lesiones. Por Venezuela participaron tres equipos y el único en llegar a la meta fue Rafael Staccioli junto a Zappacosta en un Ford. La euforia que dejó el arribo de los colosos sudamericanos trajo consigo las primeras competencias nacionales, como el Gran Premio Rafael Urdaneta, que unió Maracaibo con Caracas. Entonces no existían circuitos o pistas permanentes y las carreras se realizaban en las vías públicas en las denominadas carreras de ruta. En el inicio de la década del cincuenta se realizó el Gran Premio Gran Colombiano. Emergieron las figuras de Atilio Cagnasso, Ramón López, Carmen Guevara Bastidas, mejor conocida como Doña Bárbara, así como Joao Rezende Dos Santos”, escribió nuestro amigo Octano, hoy llamado a exaltar su pasión, los motores, desde planos celestiales. (Gran vacío dejó este excelente amigo, esposo, padre, periodista, investigador y escritor de primera línea…)
Juan Manuel Fangio ganó en 1955
Esperamos aportar en aras del rescate de nuestra historia contemporánea indispensable en la reconstrucción de la vida social, cultural, política y deportiva del país, que por razones ya explicadas consiguió en la capital una suerte de crisol para su desarrollo.
En ese sentido, aseveramos que el multicampeón argentino Juan Manuel Fangio no participó en la carrera de 1000 kilómetros de 1957, que fue la única edición válida para el campeonato mundial de marcas, en un circuito de unos 10 kms que se hacía entre Los Próceres y la autopista pasando por La Bandera (definido, irónica y anecdóticamente, como un diseño de Salvador Dalí).
Donde sí participó el sureño fue en las llamadas Carreras de Los Próceres de 1955 y 1956 (en pista interna del Paseo de Los Libertadores, como era su nombre original, que se inauguró oficialmente en 1956). Fangio ganó la del 55 a bordo de un Maserati Sport, y al año siguiente, al mando de un Ferrari debió conformarse como escolta del inglés Stirling Moss y su Maserati 3000.
En 1957 el triunfo fue para Ferrari y representó una hecatombe para Maserati porque perdió hasta tres máquinas. Al año siguiente se corrió en una ruta que unió la zuliana localidad de Palmarejo con Caracas, donde la victoria correspondió al francés Jean Behra a bordo de un Ferrari GT Berlina.
Circuitos de calle
En esos días de crecimiento urbano La Vuelta a Aragua, el Circuito de Tanaguarena, la subida de Pedro García en Maiquetía (por la carretera vieja de La Guaira) o la Vuelta a la Laguna en Valencia, formaron parte del calendario nacional. Se sumaron a los circuitos de calle en Caracas (en motos o en carros), el de Altamira, El Valle, Chuao, Cumbres de Curumo, inclusive en El Cafetal (en los años 60); no obstante, la mayor parte de la actividad se centró en Los Próceres.
Se sabe además que durante el período de Marco Pérez Jiménez, se planteó la posibilidad de desarrollar un aeroautódromo en La Carlota, al que se sumaron los proyectos de autódromos en La Rinconada (pero no se adelantó bajo el lógico alegato de que los caballos sufrirían con el sonido de los motores) o en Prados del Este.
Hoy, la anarquía ha impuesto improvisadas y muy arriesgadas carreras no oficiales inmersas en la ilógica dinámica que presupone el rápido andar para rendir el valioso tiempo. La hiperpoblación de motos, taxis y vehículos particulares, genera caos a altas velocidades y así ya estamos acostumbrados a convivir.