Cuando dependemos solo del petróleo

Carlos Casanova Leal

Iniciando esta revolución con Constitución nueva, escribí y declaré en más de una oportunidad que el éxito o el fracaso del modelo que fueron delineando se hacía depender de la producción de petróleo y de su precio. El tiempo me dio la razón y a todos aquellos que opinamos lo mismo, teniendo en contra la euforia por los nuevos tiempos revolucionarios.

La economía venezolana se convirtió en una economía monoproductora (vende puro petróleo). Con el control de cambio el Gobierno se hizo dueño de todos los dólares, dejando al BCV con la responsabilidad del llamado anclaje cambiario, fijando la tasa de cambio, con ello el sector privado paga importaciones y el Gobierno también; como es lógico, siempre será insuficiente, por lo que la demanda de dólares es insatisfecha.

Los precios de los productos tienen como referencia la divisa, con lo que hace que en la práctica la economía esté dolarizada, lo que sucede en el mercado cambiario afecta lo que pasa en el mercado de bienes y servicios, afecta el poder de compra de las personas y afecta el balance fiscal, dejando al ciudadano extremadamente golpeado.

El límite que la revolución gobernante le impuso al venezolano lo hizo al llevarnos a una economía cerrada, con lo cual toda la actividad productiva y comercial disminuyó en más de un 80 %; pero a su vez se autoestableció limites que ellos no pueden controlar, tocó techo el ingreso en dólares, ya que no puede aumentar por sí sola la producción de petróleo donde existe ahora sobreoferta, y si EEUU aumenta su producción como ofreció su presidente electo, menos posibilidad de acceder a lo que por muchos años fue el mercado de Venezuela, el de Estados Unidos.

Aumentar la producción de petróleo para exportar requiere gastos de capital y gastos operativos, lo que implica millones de dólares que no tiene, requiere incrementar la producción de electricidad hidroeléctrica y la termoeléctrica en el occidente del país. Son inversiones grandes, para hacer eso Venezuela tiene que estar más integrada a la economía mundial, y es precisamente a donde no lo está.

¿Cómo aumentamos la capacidad exportadora no petrolera si acabaron con el sector privado y su economía? Hay quienes desde el sector empresarial nacional que va quedando, proponen el modelo Chevron para el sector eléctrico. Lo que es bueno aclarar es que esta empresa petrolera efectivamente invierte en la producción de petróleo, con lo que ella misma se paga la deuda que le tiene PDVSA.

El sector eléctrico requeriría financiamientos con préstamos multilaterales a largo plazo, 20 años, 10 años o 15 años y a tasas de interés bajas, para contar con electricidad para la producción en todas las áreas y para el uso residencial.

Por cierto, para hacerlo se necesita agua para mantener los suministros, cuidando los embalses, y lo que vemos por lo menos en el Táchira es desforestación agresiva sin explicaciones de ningún tipo.

Cuando hablamos de préstamos, financiamientos y refinanciamientos, llegamos a otro problema que la revolución no puede resolver, es la seguridad jurídica que se requiere y que el país no es capaz de ofrecer y garantizar por sus propias actuaciones.

Relacionarnos con el resto del mundo es la clave para conseguir financiamiento, Venezuela tiene una deuda de más de 160.000 millones de dólares ¿Quién refinanciará la deuda? ¿Esperarán hasta cuándo los deudores para ir sobre los activos de la Nación en el exterior?

Sí pusiéramos a funcionar las Industrias básicas, se tendría que apagar el resto del país.

En este marco de cosas es indispensable señalar que la empresa Monómeros que está asentada en Colombia no puede venderse a capricho, ella procesa la urea que produce la petroquímica venezolana, los agricultores colombianos dependen de esa empresa ya que cubre el 40 % de la necesidad de fertilizantes de los productores.

El año 2025 tendremos problemas creados por sus propias decisiones.

Dios siempre con nosotros.