Julio César Pineda
Este importante evento internacional, con una prospectiva pacífica, contribuye nacional e internacionalmente al desarrollo de un mundo mejor dentro de la justicia, la libertad y la solidaridad mundial.
El próximo miércoles se celebrará en Caracas el Congreso Internacional PROSPECTIVAS TECNOLÓGICAS 2025, promovido por el Tribunal Supremo de Justicia bajo la presidencia de Caryslia Beatriz e impulsado y organizado por la Comisión de Digitalización de Procesos del TSJ (CETYDIP), coordinada por la magistrada Michel Adriana Velásquez. En este evento se congregarán magistrados, jueces, abogados, académicos y estudiantes, con el propósito de analizar, debatir y proyectar los avances tecnológicos que marcarán una ruta con una visión global del alcance y los beneficios de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), especialmente la robótica y la inteligencia artificial. Estas representan nuevas posibilidades para el desarrollo del ser humano tanto a nivel nacional como internacional. Pero, como toda innovación o descubrimiento, pueden convertirse en elementos destructivos si se desvían de su propósito pacífico hacia usos militares. De ahí la importancia de establecer regulaciones mediante normas jurídicas, nacionales e internacionales, que enmarquen su aplicación dentro de los principios de la ética, el bien común y la justicia social internacional.
Los estudiosos del derecho, y especialmente quienes imparten justicia, deben conocer los aspectos tecnológicos y los algoritmos que pueden regir la dinámica jurídica para una adecuada aplicación del derecho y la justicia. En especial, los jueces, quienes tienen la gran responsabilidad de calificar los delitos y aplicar las penas. La inteligencia artificial es un milagro en el progreso del hombre, pero su regulación es responsabilidad tanto de los ciudadanos como de los Estados.
Cuando Dios ofreció la oportunidad de huir a los judíos de Egipto, les facilitó la apertura del Mar Rojo y, posteriormente, les entregó los Diez Mandamientos en el monte Sinaí. Hoy, los parlamentos, los ejecutivos y el poder judicial están llamados no solo a optimizar procesos, sino también a aplicar ontológicamente el bien y la moral.
En Venezuela, al igual que en América Latina, deberíamos avanzar en la comprensión multidimensional del derecho ante la IA, considerándola un nuevo fenómeno, y desarrollar una normativa adecuada, siempre fundamentada en la ética y en los principios de justicia y libertad.
Recientemente, en un medio de comunicación, la magistrada Michel Adriana Velásquez, coordinadora de la CETYDIP, informaba que “CETYDIP es la Comisión Especial de Tecnología y Digitalización de los Procesos del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, y que fue creada para visibilizar y promover el uso de nuevas tecnologías que contribuyan a la celeridad y transparencia en la administración de justicia. La comisión trabaja en el desarrollo e implementación de soluciones tecnológicas para optimizar los procesos judiciales y mejorar la prestación de servicios en el Poder Judicial”.
En las diversas universidades nacionales e internacionales que nos invitan a conversar sobre estos temas, destacamos como ejemplo los avances normativos adoptados en 2022 por los 27 países de la Unión Europea sobre inteligencia artificial, la Ley de Mercados Digitales y la Ley de Servicios Digitales, y posteriormente el Reglamento sobre Inteligencia Artificial (UE 2024/1689), conocido como la Ley de IA, que constituye el primer marco jurídico global en la materia. Los europeos, allí, definen la IA como un sistema basado en máquinas, diseñado para funcionar con diversos niveles de autonomía y, con objetivos explícitos o implícitos, para generar información de salida que influye en entornos virtuales. Cada día se avanza más del mundo analógico al digital; incluso se habla de la singularidad para la mitad de esta centuria.
Las universidades venezolanas también se han comprometido con la temática de la IA. La semana pasada, en la UNIMET, como parte de un jurado de tesis, se evaluó el trabajo sobre Derecho Humanitario y armas de destrucción masiva, presentado por María Pietri Palacio. La autora advertía del peligro de la cibernética en el potencial destructivo de las armas y abogaba por un nuevo DIH que actualizara el tradicional Derecho Humanitario de Ginebra de 1949.
En el programa de Globovisión Brújula Internacional, el embajador del SELA, Clarems Endara, actual secretario permanente del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe, reafirmó la necesidad de establecer normas de derecho nacional y comunitario sobre inteligencia artificial, para nuestros países y para las asociaciones regionales de integración. Insistía en las decisiones de la CELAC sobre la transferencia de tecnologías y el crecimiento de nuevos sistemas informáticos. Recordaba la importancia de la cumbre iberoamericana celebrada en Santo Domingo, donde este fue uno de los temas esenciales.
La academia venezolana, las universidades, los colegios de abogados y los órganos del Poder Público deben avanzar en esa dirección.
Por eso, este evento del TSJ reviste especial importancia para optimizar la justicia en Venezuela y alinearse con los esfuerzos de la comunidad internacional por la libertad, la paz y la justicia.
El próximo miércoles, en la sede del TSJ, tendremos la oportunidad de conocer a especialistas nacionales e internacionales que abordarán el campo de la IA con los siguientes temas: El uso judicial de sistemas de Inteligencia Artificial: reflexiones sobre su integración ética y legal en la Administración de Justicia española. Dra. Rosa Cernada Badía (España) – Conferencia. El uso de agentes IA por tribunales y auxiliares de justicia. Dr. Ariel Agramont (Bolivia) – Conversatorio. Prompts procesales para abogados. Dr. Martín Pino (Brasil) – Entrevista. Ingeniería de instrucciones para jueces. Dr. Joel Gómez (México) – Conferencia. El uso de la IA en la Justicia Judicial. Principios generales que facilitan su desarrollo en Cuba y la protección de datos personales ante el uso procesal de la IA en el ámbito venezolano. Dr. Sacha Fernández (Venezuela) – Conversatorio. Responsabilidad del Estado por la actividad jurisdiccional mediante IA. Dr. Jesús Rodríguez (Venezuela).
La comunidad jurídica venezolana debe actualizarse en las dimensiones normativas de la cibernética, incorporando las optimizaciones que ofrecen la robótica y la inteligencia artificial. Es un privilegio complementar lo aprendido de los libros y las clases con estos expertos de gran formación y experiencia.
El pasado 9 de junio, jóvenes estudiantes de Derecho de varias universidades —entre ellas la UCV, UNIMET, UMA, USM y la UCAB— mostraron su conocimiento sobre el uso de la inteligencia artificial en el ámbito jurídico, así como sobre los retos y peligros que estas tecnologías emergentes representan para la administración de justicia y el ejercicio profesional. Igualmente, estuvimos como jurado en la Universidad Metropolitana de una tesis en la Escuela de Estudios Liberales de la licenciada M.A. Pietri Palacio, con un interesante tema, después de su pasantía por la Cruz Roja, sobre la IA y el Derecho Internacional Humanitario en el uso de las armas y por el poder militar, que exige reformular el DIH tradicional conocido como el Derecho de Ginebra de 1949.
En un próximo artículo nos referiremos a la dimensión filosófica y ética de la inteligencia artificial, tomando como referencia lo planteado en la UNESCO por el filósofo Edgar Morin sobre la cibernética y el peligro de aprovechar solo la optimización en base a la cantidad, y no a la cualidad, de los hallazgos de la tecnología y la ciencia. Nos recuerda que la radiactividad y el átomo de uranio fueron avances para la humanidad, pero al militarizar la energía nuclear, pueden convertirse en un apocalipsis planetario, porque hoy los arsenales nucleares podrían destruir seis o siete veces el planeta. Esto nos obliga al compromiso de la IA con la paz.
Este importante evento internacional, con una prospectiva pacífica, contribuye nacional e internacionalmente al desarrollo de un mundo mejor dentro de la justicia, la libertad y la solidaridad mundial.
nota: tomado del diario El Universal